El jueves santo, los cristianos de distintas denominaciones celebran al menos dos asuntos: el mandamiento del amor y la eucaristía. Y sólo los católicos romanos, católicos tradicionalistas y ortodoxos celebran también la institución del sacerdocio. Esto último se explica porque los cristianos evangélicos, bíblicos y protestantes históricos no aceptan la existencia del sacedocio ministerial.
Ante el mandamiento del amor: "Ámense los unos a los otros como yo los he amado", los cristianos de todas las confesiones tienen una similitud en la interpretación. El amor se traduce en la relación cordial con el otro y en su reconocimiento. Este amor es radical para darse incluso al enemigo.
Sobre la eucaristía, existen al menos dos posiciones: la de los católicos romanos, católicos tradicionalistas y ortodoxos que son coincidentes, en la que profesan la fe de que el pan que se consagra ES el cuerpo de Cristo. De manera que quien comulga realiza un acto de común-unión con Dios. La consagración expresa y realiza la transubstanciación de los elementos pan y vino en el cuerpo y sangre de Jesús. Por su parte el resto de los cristianos -evangélicos, bíblicos y protestantes históricos- tienen una idea diferente respecto a la eucaristía pues sostienen que el pan REPRESENTA el cuerpo de Cristo, con lo que sostienen que pronunciar las palabras de la consagración "Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo" es un evento de conmemoración, mientras que en el caso de los católicos y ortodoxos estas mismas palabras se refieren a una actualización del evento.
Sobre el último asunto, los católicos y ortodoxos sostienen que en las palabras y acciones de la última cena, Jesús delega su autoridad en los apóstoles instituyendo el sacerdocio ministerial.
Como quiera que sea, las diversas interpretaciones añadidas a los contextos y los conflictos en la comprensión que no se realiza desde una única posición hermenéutica, permiten que el árbol religioso del cristianismo sea plural en espera de que se realice lo que el iniciador dijo en este día "Padre, que todos sean uno". El reto de las iglesias cristianas es buscar la unidad respetando la pluralidad.
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