miércoles, 29 de julio de 2015

Catolicismo popular y catolicismo institucional


Existen por lo menos, desde la visión jerárquica dos maneras de hablar del catolicismo: el catolicismo institucional y el catolicismo popular. Ambos comparten un horizonte de significados pero no se identifica uno con el otro. De esta forma cada uno mantiene una identidad propia que no se diluye en el otro. Más aún, aunque presente uno al otro por compartir el campo religioso y en ocasiones convivir en la fe del pueblo, se trata de visiones diferentes y en momentos divergentes que la mayor parte del tiempo se ignoran mutuamente.

El catolicismo institucional representa la visión oficial de la Iglesia Católica Romana, por eso la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe busca preservar los elementos sustanciales de la fe. Este catolicismo se expresa en la institucionalidad, en el reconocimiento al sucesor de Pedro como vicario de Cristo, en la unión de los fieles con el obispo, en la aclaración de las verdades de fe y su aplicabilidad, por la función magisterial que tienen los obispos en comunión con el Sumo Pontífice. La recurrencia a la tradición se convierte en piedra angular para la toma de decisiones y establecer los matices de la práctica moral y ritual de los creyentes. 

El catolicismo institucional se hace presente a través de los rituales oficiales, tales como la celebración de los sacramentos de acuerdo a las rúbricas litúrgicas que vienen desde el Vaticano y que pueden adecuarse a la cultura de los pueblos pero con la aprobación última de la Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino. Una forma más oficial de expresar la postura de este catolicismo institucional se encuentra en los documentos pontificios, en las alocuciones de las catequesis generales del Papa y en aquellos mensajes que se leen ante los dignatarios de otros países; pero sobre todo, se consignan en las encíclicas, cartas pastorales y mensajes[1] que se redactan con motivo de las visitas ad limina[2] de los obispos a la sede de Pedro cada 5 años.

En esa tónica magisterial, los obispos de la región pastoral o de una misma conferencia episcopal presentan documentos para la circunscripción eclesiástica encomendada, con el fin de orientar la vida de los creyentes en materia de fe y costumbres, aunque en los últimos años se han emitido documentos de carácter político donde se reflexiona sobre la situación del pueblo mexicano ante diversas circunstancias, tales como las elecciones, la solidaridad, el uso de los medios de comunicación.[3]

Por otro lado, existe la visión del catolicismo popular o religiosidad popular. Esta modalidad llamada popular trata de la religión hecha experiencia personal por parte del creyente que se reconoce en el espejo de una tradición comunitaria. De acuerdo con José Luis González Martínez “la expresión catolicismo popular es una categoría elaborada por los pastores, los teólogos o los científicos sociales para referirse a un  modo de entender y vivir distinto de la propuesta oficial culta” .[4]

Se trata de una configuración distinta a la del catolicismo institucional que aparece como resultado de un proceso de resistencia de la propia identidad creyente. Se trata de una cosmovisión más utilitaria en términos de la construcción del sentido de vida. Así por ejemplo, las fiestas populares en torno a la celebración del santo patrono de la localidad adquieren un sentido diferente a las actividades que se realizan en el templo del lugar, llegando incluso a contraponerse. Dicha contraposición se puede descubrir en el discurso religioso que trata de “purificar” la fiesta de su carácter “pagano” para “acercar” a la gente a Dios. La fiesta con sus juegos eléctricos, peregrinaciones, tómbolas, juegos pirotécnicos, toritos, etc. se tolera como un mal necesario para que la gente se acerque a lo que el catolicismo institucional considera  primordial: la vinculación con Dios y su expresión en la participación de los sacramentos.

Este modelo de convivencia permitió justificar la existencia de dos tipos de católicos: los practicantes y los no-practicantes. Entendiendo que el carácter de practicante lo daba la participación en los eventos litúrgicos y en la aceptación de una moral prescriptita del modo de vida. Los católicos no-practicantes se convertían en un reto para las labores de evangelización y para los equipos pastorales que prueban su eficacia a través del acercamiento de los no-practicantes a las prácticas cultuales.

Sin embargo, esta forma de interpretar la pertenencia es limitada porque da la impresión de que la expresión de confesionalidad católica[5] unifica en las creencias, aunque no todos sean practicantes.





[1] Las encíclicas, cartas pastorales y otros documentos oficiales de la Iglesia Católica Romana se pueden leer en la página electrónica del vaticano www.vatican.va
[2] Las visitas ad limina apostolorum se refieren al encuentro que cada 5 años realizan los obispos de las regiones pastorales de la misma nación o reunidos como conferencia episcopal. Tienen la intención de informar al Papa del estado de cosas en la propia diócesis. Previamente se ha entregado un informe escrito desde el cual se reflexiona y se hacen las recomendaciones pertinentes por parte del Papa y de la Curia Romana.
[3] Para revisar los documentos redactados por la Conferencia del Episcopado Mexicano se puede acceder al sitio oficial www.cem.org o para una visión más amplia a la Conferencia del Episcopado Latinoamericano www.celam.org En ambos sitios se encuentran vínculos a las  diócesis y sus documentos.
[4] González Martínez, José Luis. Fuerza y sentido. El catolicismo popular al comienzo del siglo XXI, Ediciones Dabar, México 2002 p. 8
[5] En México, de acuerdo a los datos del Censo Nacional de Población continúa manifestando que la población se inscribe en el catolicismo como religión mayoritaria.

lunes, 27 de julio de 2015

Nuevos paradigmas para comprender la religiosidad



La religión suele ser un sistema cerrado de creencias, formulaciones rituales y formas de proceder en la sociedad. Los cambios en la religión ocurren muy lentamente, particularmente cuando el modo de comprender la realidad en las sociedades va modificándose.

Ante los cambios epistemológicos, los creyentes reacomodan sus conceptos y prácticas. Así, ocurre que el lenguaje religioso va incorporando matices a las creencias antiguas, sin embargo, los cambios suelen dejar intacto el corazón de las religiones, pero no de los sujetos creyentes.

En el siglo XX estamos asistiendo a una renovación de los paradigmas de conocimiento que inició a finales en los 80s. Esto permite replantearse el sentido de la religión, pero sobre todo el de la religiosidad.

José María Vigil, teólogo del pluralismo religioso, plantea en esta breve conferencia, -realizada en Guadalajara en 2014- desde su experiencia, el modo como los cambios van trastocando la percepción religiosa de las generaciones actuales.

La muerte no es el final del camino. Símbolos y ritos ceremoniales en el catolicismo

Conferencia presentada en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara : "La mue...