lunes, 30 de marzo de 2015

Gobernar la iglesia tapatía

La llegada del Cardenal Robles a la iglesia tapatía despertó innumerables opiniones. En mi calidad de estudioso del catolicismo, en distintos momentos escribí o fui consultado al respecto. Así en Animal Político expliqué que el estilo de gobernar de Robles sería distinto al de Juan Sandoval, en CNN expuse el bajo perfil que asumiría; más tarde, en la Revista Proceso señalé que la iglesia esperaba del Cardenal Robles tres cosas: "prudencia en el manejo de la Diócesis de Guadalajara; un perfil discreto y funcional y una línea pastoral conservadora. El nuevo arzobispo puede servir de contrapeso, sobre todo por ser una persona prudente. No obstante faltará ver de qué gente se rodeará".

Finalmente, en Proyecto Diez, escribí sobre el modo de anunciar la sucesión, que presentaba un estilo centrado en el Cardenal Robles, pues el anuncio se realizó en la página del arzobispado de Monterrey desplazando a la Conferencia del Episcopado Mexicano, y a la Arquidiócesis de Guadalajara. Ahí mismo señalé que "este asunto no resulta menor y muestra de qué lado está el ejercicio de la autoridad".

A tres años de distancia, las cosas se confirman. El Cardenal Robles parece decidido a gobernar solo, sin obispos auxiliares; y extendiendo su influencia a otras diócesis a través de la promoción de los obispos auxiliares a otras sedes episcopales. 

Por otra parte, entre el clero local se escuchan constantes comentarios a la distancia que el Cardenal mantiene con los sacerdotes. Al mismo tiempo algunos clérigos y laicos, señalan que Robles será un obispo de paso, pues espera ser nombrado Arzobispo primado de México. 

Muchos extrañan la fuerza de la voz de Juan Sandoval, que ponía los temas de la agenda pública, no sólo en la ciudad sino en el país. Basta leer la opinión de quienes escriben el El Laico Opina

Cierto o falso, el rumor más fuerte es el de la ausencia de un pastor que comprenda y atienda la complejidad de la arquidiócesis de Guadalajara.

viernes, 13 de marzo de 2015

¿Retórica o cambios en la Iglesia Católica?

El Papa Francisco cumple dos años de haber sido electo como sucesor de Pedro. Esta elección ha generado diversas expectativas e incluso algunos cambios -todavía menores- en la Iglesia. Sin embargo se percibe un reavivamiento del catolicismo en algunos sectores que en el pontificado de Juan Pablo II y Benedicto XVI se vieron desplazados..

Al mismo tiempo aparece la esperanza discreta de una renovación-reparación de la Iglesia que amenaza ruina. 

Estas ideas se desarrollan en el artículo que Análisis Plural del segundo semestre de 2014 propone para la reflexión al inicio de 2015. ..

miércoles, 4 de marzo de 2015

Reacciones tardías a la "mexicanización"

El comentario del Papa Francisco esperando que Argentina esté a tiempo de evitar la mexicanización, no cayó nada bien al gobierno mexicano. Se interpretó por la cancillería como una declaración que estigmatiza a México, al no reconocer los esfuerzos por controlar la violencia derivada del narcotráfico.
 
El Papa Francisco, ha interpretado su papel desde las características que le da su ascendencia latinoamericana. Además es un hombre acostumbrado a estilo directo y abierto contrario a la política vaticana, y a la simulación de los políticos. Por eso, no se puede considerar que se trata de una declaración ingenua.
 
El Papa Francisco conoce la fuerza de sus declaraciones por su investidura, pero además no está habituado al lenguaje encubierto de la diplomacia. Por ello, se puede sostener que efectivamente quiso decir lo que dijo.
 
"Mexicanización" es un adjetivo que describe la situación de la violencia cotidiana derivada del narcotráfico, y que deja evidencias en distintos lugares del país. A diferencia de la guerrilla, o de otras acciones del narco vividas en países como Colombia o Estados Unidos, en México hay una peculiar forma de ejercer la violencia. Si bien toda violencia es rudeza contra la persona, la violencia en México adquiere matices propios que permiten el uso del adjetivo: cuerpos descuartizados, balaceras de casi doce horas, desintegración de cuerpos en sosa y otros solventes, secuestros de migrantes, ejecuciones sumarias, personas colgadas en los puentes de algunas ciudades... Se podría describir más, pero esto basta para señalar que la violencia en México tiene rasgos propios, por eso se puede desear comparativamente que un país no se mexicanice.
 
Los adjetivos califican y en ese sentido la expresión cobra mayor fuerza cuando se apega a la realidad. No se trata de una cuestión de diplomacia solamente, sino de labor profética. ¿Cómo anunciar y denunciar la situación que se vive si no es mediante la mención de las atrocidades? La otra vía es describir y calificar. Eso fue lo que hizo el Papa con el concepto mexicanización.
 
La cuestión más problemática es el papel de obispos y gobierno. Acostumbrados estos actores a una convivencia pactada después de la cristiada, suelen reconocer los límites del territorio. Esta situación ha creado la opción de una convivencia estable e incluso respetuosa. Sin embargo, no parece ser la que el Papa esté dispuesto a aceptar. La razón: el Papa se mueve bajo el paradigma del profetismo, y no del político o religioso diplomático acostumbrado a comer sapos sin hacer gestos.
 
Francisco seguirá haciendo gestos -ante lo que sea antievangélico- más allá de lo que digan las fuentes diplomáticas, o lo que se establezca como políticamente correcto. No se puede esperar menos de un hombre que tiene como tarea la reconstrucción de una iglesia que amenaza ruina.
 
 

La muerte no es el final del camino. Símbolos y ritos ceremoniales en el catolicismo

Conferencia presentada en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara : "La mue...