jueves, 28 de junio de 2012

El derecho de soñar

Eduardo Galeano escribía hace ya un buen número de años, sobre el derecho de soñar. Su texto no tiene punto de comparación, y resulta inspirador para caminar en la vida. 

Hoy a pocos días de las elecciones, para algunos se vuelve urgente recuperar la capacidad de soñar. No se trata solo de soñar como si se estuviera en un momento reparador, sino de soñar porque la incomodidad genera preguntas.

El derecho de soñar no está catalogado entre los derechos humanos, pero está anclado en lo profundo de la condición humana que se resiste a que las cosas continuen igual. No se trata de evasión sino de amplitud de miras, de repensar la vida, de reconocer la incomodidad sin quedarnos en el nivel de queja, para levantar la mirada hacia la utopía.

El derecho de soñar en estos días tiene que ver con la incomodidad. Pero, ¿de qué se puede estar incómodo? la lista podría ser muy grande, pero de ella no podrían estar ausentes, la incomodidad ante la política económica que profundiza la brecha ente ricos y pobres; la incoherencia entre la prédica del amor a Dios y al prójimo y el distanciamiento del amor humano; la de por si vulnerable vida expuesta a la arbitrariedad del ajuste de cuentas y a una bala perdida; a la insensibilidad de la autoridad ante la miseria; se puede estar insatisfecho de la podredumbre que muchas instituciones practican pero más de la costumbre de simular y aparecer como si fueran referentes morales o de buenas prácticas...

Por supuesto que la lista no acaba. Cada uno puede señalar más... pero el asunto del derecho de soñar apenas empieza, cuando nos rebelamos ante esto, y aunque suene a título de telenovela, ¿no sería prudente que antes de emitir el voto hagamos un serio ejercicio para nombrar las incomodidades y desde ahí ejercer el derecho de soñar? Con estos datos, se podría hacer un análisis serio que permita emitir el voto en una o otra dirección para intentar realizar al menos uno de los sueños y dejar de lado, al menos parcialmente algo de la incomodidad.

Uno de los mejores ejemplos de la literatura en este sentido, es el Principito al que habría que volver para recuperar el derecho de soñar, en una antropología que nos permita reconocernos como seres de protestación.  

jueves, 14 de junio de 2012

Tomar decisiones

Los seres humanos somos un misterio abierto al encuentro con el otro, que también es un misterio. Gracias a esta característica de misterio nos re-velamos al otro, a la otra, y podemos parecer interesantes, trabajar juntos e incluso coincidir en proyectos comunes. De ahí a construir la amistad se requiere de una serie de disposiciones psicológicas, anímicas, sociales e incluso religiosas, pero nunca el sólo deseo o sugerencia de la amistad sucederá por decreto.

En este complejo entramado de misterio que somos cada uno de los seres humanos, la ética se convierte en una especie de compañera para pensar la vida. No es que la vida esté hecha ni que la ética sea un conjunto de indicaciones. La ética es -en ocasiones- una compañera incómoda que nos remite al carácter, al fundamento de la praxis, a los valores que están detrás de las decisiones.

Pero en cada caso, cuando elegimos, lo hacemos siempre considerando que se actúa bien. De ahí a que esto sea así, depende de distintos factores: las consideraciones sociales, las apuestas valorales, la idea de mundo que tenemos, los criterios de valoración puestos en juego...

Siempre hay muchas cosas en juego en el proceso de elegir, pero también podemos estar como dice Sartre, eligiendo con mala fe, es decir, buscando que otros validen o nos digan lo que tenemos que hacer. La elección más auténtica según los existencialistas, que pensaban que el hombre es un proyecto de libertad, se realiza siempre en soledad.

Nunca se está más solo que cuando estamos ante nuestra propia conciencia, con la certeza clara de que lo que decidamos siempre será factor de múltiples interpretaciones, incluidas las que ponemos en juego para tomar la decisión.

En la soledad de la toma de decisiones es cuando descubrimos lo que algún autor llamó "la insoportable levedad del ser", que puede expresarse también como la conciencia de ser misterio consciente de sí mismo, que por este hecho, hagamos lo que hagamos cuando estamos con otros, podemos decir que somos soledad en compañía., misterio entre misterios, elección entre interpretaciones. 

Lo más duro de la elección, es que al tomar decisiones, quedamos marcados en algún sentido. Las elecciones éticas se convierten -nos guste o no- en señales inequívocas de nuestro paso solitario por el mundo, que sin embargo, afecta a los otros. Son las señales de la batalla por la vida...

Esto y más nos jugamos en las elecciones que hacemos....

viernes, 8 de junio de 2012

Elegir: un problema de cada seis años

La ética del cuidado se ha caricaturizado frente a las éticas de la justicia, señalando que el cuidado es una característica femenina, y las teorías de la justicia han sido diseñadas por los varones. No parece que esto sea así, pues en el centro del cuidado, se pueden localizar los deseos de justicia. 

Estas dos visiones de la ética, entre muchas otras, coexisten y conviven hoy en día en nuestro país. Particularmente son manifiestas en el asunto de las campañas y del proceso de elecciones que se viven hoy.  El juicio moral centrado en uno u otro polo, pueden dejar de lado una parte importante: la razón o los sentimientos. 

La discusión de por quién elegimos, es fundamental para los analistas políticos, si embargo, si se mira más al fondo la cuestión no es a quién elegimos, sino cómo elegimos. Las propuestas van dirigidas a la razón, las imágenes al sentimiento. Pareciera que a los que dirigen las estrategias de campaña les interesa polarizar, destacando un solo lado. Pero una elección seria podría ubicarse enmedio de la justicia y el cuidado. 

Cuando el elector esté frente a la boleta electoral podrá pensar, no sólo a quien elige, sino por qué elige lo que elige: en el fondo, hay elementos de para pensar: ¿hacia qué lado se mueven los candidatos: hacia la justicia o el cuidado? ¿qué queremos como sociedad: justicia que derive en cuidado, o cuidado que haga justicia? 

miércoles, 6 de junio de 2012

Preguntas sin respuestas claras

Ser creyente, implica tener un pensamiento crítico. No es posible considerar que el Dios que ha creado al ser humano con inteligencia y capacidad de admirarse y preguntar -como señala Aristóteles-, una vez que se asume como hombre o mujer de fe, renuncie a ejercer la criticidad.

La inteligencia puede estar al servicio de la fe, particularmente de modos distintos, pero sobre todo cuando trata de aclararse los conceptos en los que sustenta su base de creencias, y cuando intenta formas concretas de operar y vivir la fe.

No es fácil ser creyente crítico enmedio de estructuras cuando éstas el carisma. El reto, lo señaló ya hace muchos años Leonardo Boff es señalar la tensión entre carisma y poder. Pero también entre el reconocimiento de la propia tradición y la fidelidad creativa.

En estos últimos días de mayo de 2012, hemos leído noticias complicadas sobre las religiones. En este momento es el Vaticano con la filtración de documentos privados, quien está en el ojo del huracán. Las declaraciones han seguido la denuncia por sustracción de documentos propiedad de un Jefe de Estado. Eso no parece que pueda negarse, pero hasta el momento no sabemos qué razones motivaron a quienes sustrajeron estos documentos y los filtraron a la opinión pública, cuáles fueron las razones. Cierto que desde una posición ética que sostenga como valor fundante mínima, la confianza  el respeto a lo ajeno, estamos en presencia de un acto inmoral y desde el punto de vista legal, nos encontramos frente a un delito. La cuestión de fondo, para poder tomar posición es el conocimiento de las razones. 

¿Qué significa todo esto? ¿por qué está sucediendo esto en una institución que defiende la moralidad? ¿de qué es signo este asunto? ¿que significa para los "creyentes de a pie" esta filtración? ¿estamos ante la posibilidad de una nueva iglesia? ¿efectivamente la difusión de estos documentos es un signo de degradación de la institución o puede interpretarse como una especie de denuncia profética? 

En este momento no parece haber respuestas claras. No importa, lo deseable es hacer las preguntas precisas, pues es el primer paso para buscar respuestas.

La muerte no es el final del camino. Símbolos y ritos ceremoniales en el catolicismo

Conferencia presentada en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara : "La mue...