La navidad remite al acontecimiento de la encarnación: Dios opta por el ser humano y se encarna. Jesús es el Dios hecho hombre, en la fe de los cristianos.
Este hecho manifiesta el corazón de Dios que se emociona con la vida humana y la comparte. Para los cristianos -y muy especialmente para los católicos- la navidad recuerda la opción de Dios por la vida concreta en la historia. Ahí es donde ocurre la salvación, porque es en la historia donde construimos el sentido de nuestra vida personal y comunitaria.
En estos días, en que México es un caos mayor al que estábamos acostumbrados, viene bien recuperar la esperanza al contemplar la encarnación de Jesús. Dios pone su tienda entre nosotros y comparte nuestra historia caótica, y nos hace esperar que otro mundo es posible en la resistencia que da la acción que surge de la fe comprometida.
Que tengan una Navidad que despierte la esperanza.
Arturo Navarro
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