martes, 24 de diciembre de 2013

Feliz Navidad más allá de las traducciones



Las distintas traducciones del texto de Lucas 2,14 señalan que los ángeles que anunciaban el natalicio de Jesús a los pastores, terminan con una frase "Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace". La cuestión es que las traducciones se han decantado por señalar "paz en la tierra a los hombres de buena voluntad", lo cual también es preciso, pero posteriormente se ha traducido la expresión por "paz en la tierra a los hombres que ama el Señor". No se trata aquí de hacer una exposición del griego bíblico, lengua original del texto, así que aquí solo me remito a comentar las consecuencias de las frases.

La primera expresión "paz en la tierra a los hombres de buena voluntad" implica que es en los seres humanos en quien recae la decisión de realizar una transformación de la vida, dado que frente a la mala voluntad existe la posibilidad de la buena voluntad. Es decir, se trata de optar por la benevolencia como un acto decidido por cada persona, diríamos que por propio gusto.

Cuando se traduce del latín la expresión "gloria in altissimis Deo et in terra pax in hominibus bonae voluntatis", en algunas versiones se formula como "paz en la tierra a los hombres que ama el Señor". Esto es más complicado, porque quita a los hombres la tarea de decidir sobre sus opciones morales. Y poco favor le hace al Dios de la historia que queda como un Dios de pocos, es decir, de aquellos que "ama el Señor" independientemente de la voluntad como fuerza proactiva por la transformación benevolente de las condiciones de  miseria. 

Me parece que esta segunda formulación no deja bien parado a Dios, pues se trata de una lectura ideologizada que no tiene que ver con el sentido originario del texto. Por eso, en esta felicitación navideña, he elegido la traducción "Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres (de buena voluntad) en quienes Él se complace"(NBLH), que hace justicia tanto a Dios, como al hombre, pues reconoce que cada uno tiene su tarea.

Felicidades entonces al reconocer que Dios se complace al compartir la vida y la historia humana. Esto es lo que celebramos en Navidad: que puso su tienda entre nosotros. 

Felicidades

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