Los lefevbristas son un problema para la Iglesia Católica Romana. Se trata de un grupo tradicionalista de corte integrista, que considera que el Magisterio de la Iglesia ha venido a pique desde el Concilio Vaticano II. Las fuentes vaticanas cuando se refieren a este grupo, lo hacen buscando acercamientos, y por ello sus expresiones son cuidadosas. Sin embargo, y a pesar de los signos que existen desde la Comisión Ecclesia Dei, de acercamiento y el levantamiento de la excomunión de los obispos ordenados sin mandato romano, no es posible esperar cambios de parte de los lefevbristas.
Como grupo tradicionalista, desconocen las innovaciones litúrgicas y el trabajo ecuménico, mucho más el asunto de las relaciones con otros grupos religiosos. Anclados en el pasado, consideran que la Iglesia ha perdido su sabiduría y se ha acercado peligrosamente al protestantismo. En su rechazo al Concilio Vaticano II se han dedicado a formar un grupo fuerte que les permite la interlocución con la misma iglesia romana.
Dentro de la iglesia, el grupo cuenta con la simpatía de los que suspiran por la tradición y quieren el regreso, no sólo de las formas litúrgicas, sino de todo el entramado de la romanidad yd el modelo de Iglesia "madre y maestra", o de "roca inamovible".
Bajo estas condiciones, no se percibe en el horizonte el regreso de los lefevristas a la Iglesia, pues de entrada no coinciden en que la máxima autoridad vaticana pueda teenr razón. Con esta actitud descalificadora, no hay más. Después de años y años y miles de horas de conversaciones, las cosas quedarán donde mismo: los lefevbristas nunca reconocerán a la Iglesia Romana como una iglesia que es fiel a la tradición de los apóstoles.
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