Don Raúl Vera, obispo de Saltillo |
Hace unos días, después de mi artículo titulado El voto no tiene religión, recibí varios comentarios sobre el asunto. Entre ellos destacaba la pregunta ¿pretendes que la iglesia se quede dentro de la sacristía?
A la luz de las mantas que se colocaron ayer en la Catedral de Santiago Apóstol de Saltillo, Coahuila, pidiendo a Don Raúl Vera OP, que “sólo hable de religión” y “queremos un obispo católico”; vale la pena hacer tres comentarios: sobre sobre el sentido de hablar de religión, la catolicidad, y sobre el asunto de que la iglesia se quede en la sacristía.
La religión de entrada es una cosmovisión que integra la vida humana completa con la peculiaridad de hacerlo con una referencia trascendente. Aquí entra todo. Por eso he señalado que en el caso de la Iglesia Católica le interesan todas las instancias donde se desarrollan los seres humanos. Esto es así con todas las religiones, aunque algunas enfatizan más estas cuestiones y otras reducen su expresión al culto. Al parecer ésta última perspectiva es la que tienen los actores políticos que han mandado colocar tales mantas.
La cuestión es que hay modos distintos de hablar de lo político, lo social, o lo cultural por parte de las religiones. Dicho de otra forma, no es lo mismo la cercanía que Norberto Rivera, Onésimo Cepeda, Emilio Berlié y Juan Sandoval tienen con el poder político, que la forma como Don Raúl Vera habla de los actores políticos y sus acciones. Los cuatro primeros se mueven en la lógica de la cercanía y cierta condescendencia incluso para obtener privilegios y seguramente pensando en influir en las decisiones políticas. Don Raúl Vera, en cambio en su papel de profeta, anuncia y denuncia lo que va en contra de la dignidad humana. Ahí es donde la iglesia puede hablar de política, no indicando por cuàl partido votar como lo pretenden los que están detrás del sitio Voto Católico que tantas observaciones ha recibido (http://www.votocatolico.com). La forma de hablar de Don Raúl es fuerte, porque denuncia. El riesgo es que estas voces ordinariamente desde los tiempos bíblicos son masacradas por que resultan incómodas.
La segunda observación surge de la frase colocada en una manta “queremos obispos católicos”. La frase presenta tres suposiciones: que hay obispos que no son católicos, que a los obispos no les debe importar las cuestiones públicas y que lo católico se reduce al culto. Tales suposiciones son falsas, aunque no se puede negar que hay obispos que encajan perfectamente en estas suposiciones. Sin embargo una mirada a la historia permite entender los errores de la frase. Los obispos son en el sentido griego del término, observadores de la vida de las comunidades, de lo que les favorece vivir con dignidad y de lo que afecta a ésta. Desde esta lógica inicial, el obispo no puede reducir su acción a la celebración de primeras comuniones y confirmaciones. Por otra parte el concepto católico en una sociedad analfabeta religiosamente como la nuestra, es entendida en su mayoría referido únicamente al culto. Otra vez la mirada a la historia nos ayuda: lo católico es la tendencia a lo universal, a la apertura del mensaje evangélico a todos los seres humanos; un mensaje que no tiene nada de cultual ni de moralista y sí mucho de confrontación, “he venido a traer fuego a la tierra y cuánto deseo que esté ardiendo” “raza de víboras, sepulcros blanqueados…” frases dirigidas a los líderes políticos y religiosos de su época. De esta forma, se puede constatar que la práctica de la catolicidad es riesgosa para los que deciden vivir proféticamente.
La tercera precisión: ¿debe quedarse la iglesia a las sacristías? Las dos precisiones anteriores muestran que no. Pero hay formas que distinguir: la acción de la iglesia en el campo de la promoción de la dignidad humana, del respeto al derecho de los marginados, a la exigencia de condiciones igualitarias de justicia, a la búsqueda de igualdad de portunidades, no puede quedarse en la sacristía. Es necesaria su presencia en la vida pública. Pero el deseo de orientar la conciencia señalando con índice de fuego por quién debemos votar o no, es un error, porque votar es un acto de conciencia, el lugar más sagrado de la morada humana que hasta Dios respeta. Lo decían los antiguos manuales de teología moral con una frase“sobre la conciencia, ni Dios”, así que podríamos cuestionar ¿por qué pretenden orientar mi conciencia y mi mano al cruzar una boleta por tal o cual candidato?
De ahí que la verdadera iglesia, la que es testimonio de que Jesús està vivo y operante entre los marginados, que levanta su voz contra los potentados que atentan contra la dignidad humana, debe salir de las sacristías… la otra iglesia, la que quiere reducir la vida a celebraciones cansonas, debe leer un poco más el evangelio para entender su papel.
Publicado en Proyecto Diez 17 julio 2011
2 comentarios:
Lo primero que hay que teer en cuenta es que un Obiispo es garante de la ortodoxia, El eminentisimo Cardenal Juan Sandoval habla de ortodoxia, de respeto de la vida humana, y lo que dice está plenamente respaldado en las sagradas escrituras y en la Tradición de la Iglesia.
En el caso del obispo de Saltillo que hace declraciones de corte liberal, casi masónico, el escandalo radica en que no solo no postula la doctrina católica sobre los temas sociológicos, sino que parece que va en contra de ella.
Estimado Jorge:
Agradezco sus comentarios.
Por supuesto que coincido con su idea de que los obispos son garates de la ortodoxia. Pero añadiría que también de la ortopraxis y que el punto de referencia es Jesús y no sólo la Tradición.
Respecto a sus comentarios sobre el Sr. Sandoval no me parece que encontremos en mi artículo una descalificación a sus opiniones sobre el asunto que plantea, simplemente indico que él -al igual que otros pastores citados- hablan de asuntos políticos, aunque de manera diversa a lo que plantea Don Raúl Vera.
Esto nos pone ante dos modos de entender el evangelio y de ubicar en qué consiste ser cristiano. Hasta donde yo conozco no encuentro que las declaraciones de Raúl Vera y de Sandoval se opongan respecto al respeto a la vida humana. Sobre las otras cuestiones que usted llama "declarciones de corte liberal casi masónico", habría que precisar a cuáles se refiere, por qué las llama masónicas y demostrarlo.
Por supuesto que entiendo que algunas posiciones pueden ser cuestionables en ambos pastores, el asunto es que ambos se remiten a la Escritura y a la práctica de Jesús, que parece más cercana a las cuestiones de compromiso con los marginados, los excluídos y no con la cercanía con el poder político que parece ser muy del gusto de algunos pastores, por más ortodoxos que sean. Como ve estamos ante modelos de Iglesia debatibles frente a los que considero se debe tomar posición preguntándose si la ortodoxia era la práctica de Jesús, y qué papel jugaba la ortodoxia judía en el discurso y práctica de Jesús. Seguramente habría sorpresas. Para profundizar el debate recomiendo leer La libertad de palabra en la Iglesia y en la teología, que es una recuperación de autores de probada eclesialidad, todos ellos santos, realizada por Glz Faus y que se encuentra en Sal Terrae.
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