Dice la fe popular que "nada se mueve sin la voluntad de Dios". Y cuando los que en el mismo decir popular sostienen que algunos "están más cerca de Dios" se deciden a hablar, parece que es la famosa voluntad de Dios la que se empieza a hacer presente.
Esto viene a colación para poner en su lugar una noticia que empieza a trascender a los medios respecto a la política eclesial: la sustitución de Sandoval como arzobispo de Guadalajara.
La Iglesia, ordinariamente reacia a sacar información a la luz pública hace ya una semana que menciona con fuerza la sustitución del polémico arzobispo. Se percibe en el ambiente un tono de despedida, lo que indica para algunos analistas, que algo sabe sobre su sucesor. Algunos rasgos empiezan a definir el tono de despedida: después de su última enfermedad no ha realizado las declaraciones conflictivas a que tiene acostumbrados a los tapatíos; además ha concedido entrevista a un medio que no ha sido particularmente cercano a él -como la revista Proceso-, por otra parte ha empezado a hablar del tema de manera constante; y en una iglesia donde no suele salir a la luz pública lo que los pastores no quieren, en estos días corre la noticia a nivel nacional de su sustitución.
Una lectura realizada con el famoso método expresado con la frase "leer los signos de los tiempos", permite varias consideraciones: el modo de proceder de Sandoval no es el habitual, lo que implica que hay algo en el entorno que le ha llevado a mantenerse con un bajo perfil; habla de su sustitución pero insiste en que se quedará en Guadalajara dando conferencias, lo que puede indicar que estará presente y actuando para que el sucesor no lo pierda de vista. Esto puede indicar el deseo de Juan de no irse o de mantener -como decimos en México- "a raya al sucesor", pues el hecho de impartir conferencias le permite mantenerse vigente y en un plano público. Finalmente informa que el sustituto llegará antes de fin de año -incluso antes de las vacaciones del Papa en Castelgandolfo- o ya lejanamente a principios de 2012: tono de despedida y de mirar con sospecha al sucesor. El estilo de la sospecha y el golpe a los adversarios -incluso a los de dentro- no le es ajeno: recuérdese la carta que envió a los obispos mexicanos cuestionando a uno de los candidatos más fuertes a sucederlo, Carlos Aguiar Retes. (leer carta aquí)
Estas tres consideraciones juntas pueden indicar que es posible que el sucesor ya esté nombrado, y que no sea del agrado de Sandoval, pero el modo de proceder eclesial le impide mostrarlo. Si las cosas no cambian demasiado y no hay agitación política, es posible que después de las elecciones de julio tengamos el dato del nuevo arzobispo.... pero es sólo una conjetura.
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