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Una vez recuperada la salud entramos en materia.
Hace ya un buen número de años Octavio Paz tituló a uno de sus libros Las trampas de la fe. Se trataba del estudiar el proceso vivido por Sor Juana en su afán de posicionarse en un mundo de hombres y la manera como éstos evaluaron su obra. En dicho texto hace una observación que conviene no pasar de largo: las trampas de la fe brotan de la pasión doctrinaria a pesar de la eminencia de algunos creyentes.
Lo anterior viene a colación por el asunto del “atrapamiento” del hada, y hace algunos años, con precisión en 2008, de la venta de trolls y gnomos en Guadalajara. Las posiciones han sido las mismas, en un extremo la descalificación y en el otro la credualidad; mientras en medio aparecen variantes. La dificultad radica para encontrar el justo medio sobre el asunto.
Más allá del tema de hadas, trolls, gnomos, y cualquier tipo de creaturas mágicas, o de prácticas de adivinación o consulta a espíritus, se localiza un elemento que se encuentra incluso con las religiones. El punto de unión de algunos creyentes religiosos con creyentes en creaturas y prácticas mágicas, es la credulidad excesiva.
La credulidad se expresa como un firme asentimiento y conformidad, de modo que se da completo crédito a una noticia o acontecimiento. Con este crédito surge una actitud de fe que se aleja de los cuestionamientos o los pone entre paréntesis para conducirse con la seguridad que da la creencia. El creyente –religioso o en creaturas mágicas- con una credulidad acrítica acepta entonces cualquier cosa o dicho, al que eleva a la categoría de verdad de fe, aun sin tener certeza o elementos que al menos sostengan con cierta garantía la supuesta verdad.
El mecanismo de la credulidad opera entonces como un asentimiento indubitable que se puede convertir en el horizonte de comprensión del creyente acrítico. De ahí es fácil que se pase a construir un cuerpo de doctrina –asi sea muy simple- que explica la vida, la muerte, el dolor, la enfermedad, las desgracias y los éxitos. Finalmente, cuando este discurso surgido de una actitud de credulidad excesiva empieza a operar se va construyendo un aparato moral que indica a la persona cómo dirigirse, manejarse, conducirse en sus relaciones sociales, rituales, laborales y personales.
El problema no es el hada falsa de Oblatos en Guadalajara o los trolls, duendes o gnomos del Tianguis Cultural, o las creaturas y servicios mágicos que circulan como bienes de salvación en muchos lugares. Cada quien tiene derecho a creer en lo que le resulte reconfortante y esperanzador en tanto no afecte a otros. El problema –que viene aparejado con la fe- es la excesiva credulidad. Por supuesto que la fe –religiosa o no- se sostiene en el asentimiento o credulidad, pero de ahí a que se crea acríticamente hay una distancia enorme que marca la diferencia entre los creyentes.
Al vuelo
Las celebraciones de la Luz del Mundo han sido organizadas con la precisión de otros años, pero hoy tienen el añadido de que se ha ornamentado la zona con elementos arquitectónicos que muestran la fe los mismos creyentes. Todo el entorno conduce al creyente a centrar la mirada en la luz.
Don Raúl Vera, obispo de Saltillo ha sido llamado a Roma para que responda a las acusaciones que grupos conservadores han hecho sobre su trabajo pastoral. En la iglesia diocesana se preguntan si no habrá un tema que aparezca de sorpresa. Habrá que estar atentos.
La calma sobre la sucesión episcopal en Guadalajara es aparente. Circulan rumores de que ya se tiene el nombramiento del sucesor, pero por petición de algún dignatario, se ha mantenido todavía en secreto.
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