A un mundo acostumbrado a pensar desde los criterios judeocristianos recibidos de la tradición latina, le resulta complicado pensar la ortodoxia. No es fácil en tanto que la ortodoxia queda lejana, pues surge en el oriente hace ya casi 10 siglos.
Corría el año 1054 cuando los legados del Papa excomulgan al Patriarca Miguel Cerulario de Constantinopla, y con ello, a todos los cristianos de los patriarcados orientales.
Es hasta 1965 que se levanta la excomunión en el encuentro entre el Patriarca Atenágoras y el Papa Paulo VI, en el clima propiciado por el Concilio Vaticano II. Sin embargo, y a pesar de los acercamientos persisten las diferencias entre estas dos formas de vivir el cristianismo: el cristianismo de la Iglesia Católica Romana y el de las Iglesias Ortodoxas que también se entienden por su catolicidad.
A partir de esta entrega se presentarán algunas entradas sobre la fe ortodoxa.
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