miércoles, 7 de octubre de 2015

La agenda de la visita del Papa a México

7 de octubre de 2015. El Papa Francisco ha sido invitado varias veces a México, tanto por las autoridades mexicanas como de los obispos. Estas invitaciones han pasado del lenguaje informal al formal. Y el Papa ha señalado que pronto visitará nuestro país. Hoy sabemos que será en 2016. Será cuestión de tiempo conocer la agenda de su visita.
 
Lo complicado es definir el carácter de la visita. El doble carácter del Papa, jefe de Estado y líder religioso, pone en cuestión el tipo de visita: de Estado, de gobierno o de trabajo.
 
Fotografía: Jany Cedillo/Flickr
En cualquiera de los casos se trata de una visita acotada donde el Papa no realizará todas las actividades previstas por el protocolo de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Por otra parte, para los obispos se trataría de una visita pastoral.
 
De acuerdo con los intereses de cada parte, gobierno e Iglesia mexicana, los discursos, la elección de los lugares a visitar y los posicionamientos del Papa apuntalarían a algún actor político o religioso ante la opinión pública nacional y extranjera. Por eso, lo más difícil en la organización de la visita no es la aceptación de la invitación sino la definición de la agenda. En ello están muy interesados el gobierno federal, el congreso y los jerarcas de la iglesia en México, aunque con diferentes intenciones.
 
Al gobierno no le interesa abrir un frente de confrontación con la Iglesia, sino el reconocimiento de las acciones a favor de la supresión de la violencia, que el presidente enfatizó en su visita al Vaticano, y, al mismo tiempo, ganar en buena imagen aunque sigan cuestionadas muchas de sus acciones.
 
Al gobierno mexicano tampoco no le interesa una visita temática, como pareció vislumbrarse con la presencia del secretario de Estado vaticano Pietro Parolín en julio de 2014, que dedicó específicamente al tema migratorio. De menor interés es que el papa aborde la problemática de la violencia, donde el gobierno no quedaría bien posicionado. Se busca, entonces, la construcción de una agenda cómoda. Algo que no caracteriza al Papa Francisco.
 
Por otra parte, la jerarquía católica sabe que la presencia del papa Francisco es un buen escenario para los obispos que reciban al Papa en su diócesis, lo que les podría redituar en un futuro no lejano con alguna promoción. Por eso no es fácil definir los lugares que se visitarán.
 
Tanto el gobierno como la jerarquía episcopal buscan, como en visitas anteriores, presentar la mejor cara, por lo que se elige con mucho cuidado a quienes participarán.
 
Esto ya sucedió en 2002, cuando Juan Pablo II canonizó a Juan Diego en una misa en la Basílica de Guadalupe donde apenas estuvieron 150 indígenas en tanto que 16 mil feligreses, identificados con las clases media y alta y acompañados por los Legionarios de Cristo, ocuparon el atrio. Los demás, el pueblo pobre y creyente, quedó fuera de los límites de la Basílica. Todo se volvió teatralidad e incluso se llegó al exceso de poner al ballet de Amalia Hernández a realizar las danzas autóctonas excluyendo y desplazando a los indígenas.
 
La ciudad de México, Puebla, Oaxaca, Monterrey, Guadalajara, Veracruz, Aguascalientes, San Juan de los Lagos, Durango, Chihuahua, Monterrey, Tuxtla Gutiérrez, Villahermosa, Zacatecas, Mérida, Izamal, Guanajuato y León son las ciudades que han recibido a Papas. Se trata de la capital del país y de trece capitales de estados. Destacan además dos ciudades con santuarios marianos además del D. F. ¿Cuál será el plan de viaje del Papa? Si visita los mismos lugares que sus predecesores mandará un mensaje de exclusión a las diócesis marginadas.
 
Si efectivamente el Papa quisiera dar un mensaje de cercanía pastoral a la población creyente que vive en las fronteras de la exclusión, tendría que considerar la visita a las prelaturas del Nayar, de Mixes, Huautla y El Salto. Resulta obligado que se hospede en la Arquidiócesis de México, pero todavía la presencia de Norberto Rivera ensombrece la visita. Sin embargo, es posible que se realice después de que el Cardenal cumpla 74 años –nació el 6 de junio de 1942–, y esté a punto de ser removido de la sede primada.
 
Al mismo tiempo, la visita posiciona al cardenal Robles como candidato a esta sede, pues a finales de 2015 termina su periodo como presidente del episcopado y podría ser reelecto por otro trienio. Robles es el personaje importante en el manejo de la agenda y cuidando su bajo perfil será uno de los beneficiados por la visita.
 
La agenda revelará las prioridades del papa para México, por eso no es algo menor. Esto lo conocen los políticos y los obispos que buscarán los mejores lugares. A los responsables de la visita les corresponderá cuidar que los lugares visibilizados con la presencia del Papa atiendan a sus criterios: pastores con olor a oveja, visitar a quienes viven en las periferias existenciales, acercarse a las diócesis más desfavorecidas, poner sobre la mesa los temas complicados, a los que se enfrentan diariamente los creyentes y no creyentes.
 
La visita será al mismo tiempo una llamada de atención a la línea de trabajo de la Conferencia del Episcopado Mexicano, que en sus planes todavía mantiene las preocupaciones del papado anterior, aunque en el discurso recurra a los planteamientos de Francisco.
 

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