lunes, 20 de febrero de 2012

Religión y convivencia

La relación entre las personas de diferentes religiones han sido siempre complicadas. Una de las razones centrales de la dificultad de la convivencia, es que las religiones se presentan como propuestas de “máximos”, es decir, se consideran referencias absolutas para alcanzar la virtud y al menos cierta felicidad. Quienes comparten una misma religión ven reforzadas sus ideas en la medida que el grupo es cerrado, pues unos y otros tejen un discurso centrado en los textos sagrados y en las referencias de autoridad que los mismos ministros se encargan de suministrar a la comunidad.

Cuando todos comparten la misma religión, el asunto no pasa a mayores, incluso los creyentes comparten perspectivas políticas, morales, educativas y de salud.

La convivencia se complica cuando aparecen creencias religiosas distintas. Los creyentes de la nueva religión son percibidos con claridad porque comparten otras ideas. Sin embargo, si la tradición religiosa es radicalmente distinta, la convivencia puede darse, en la medida que no se ponen en cuestión las creencias. En lenguaje llano, cada uno camina por su lado. Pero cuando la nueva religión tiene algunos vínculos con la que ya estaba presente, las cosas se pueden volver peligrosas, porque se pone en entredicho una cosmovisión instalada como la única. Es el caso del conflicto entre algunos fieles católicos y otros de la Luz del Mundo.

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Publicado en Proyecto Diez 20 feb 2011

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