Finalmente, Juan Sandoval deja la titularidad de la Arquidiócesis tapatía. En su lugar Francisco Robles, obispo conservador moderado, de buenas maneras, le sustituye ya. A partir de hoy, aunque Sandoval diga lo contrario, ya no puede tomar decisiones, sigue siendo obispo, pero ahora emérito y funge como Administrador Apostólico. Se trata de una figura jurídica que mantiene y prepara la llegada del sucesor, pero no decide nada. A partir de hoy entramos en un periodo -tipo interregno- donde se espera la pronta llegada del sucesor. Para ello tiene dos meses, por lo que su llegada ocurrirá a principios de febrero como límite.
El cardenal Robles, guardará las formas con Sandoval, pero ya ha marcado distancia. El primer dato que hay que señalar es el modo de anunciarse: contra la tradición, el anuncio del nombramiento no se realiza en Guadalajara o en la Conferencia del Episcopado Mexicano, sino desde Monterrey, y el aviso no lo hace el Nuncio sino el obispo auxiliar de Monterrey. Cercanía distante, ha aparecido en los inicios.
Sandoval lo sabe y por eso ha declarado que sigue siendo obispo, pero no ha dicho que como administrador lo único que le corresponde es mantener el orden y organizar la recepción del sucesor. Ha señalado también que Robles en algún momento fue su alumno. Sin embargo, esto no significa cercanía necesariamente.
Cercanía distante o distancia cercana. Ésta será al parecer una característica en las relaciones Sandoval-Robles. Si esto se traduce y traslada al ámbito de la pastoral, podremos ver una nueva forma de dirigir la iglesia. Ojalá sea una forma alineada al evangelio, que se extraña desde hace muchos años en Guadalajara.
Para ello, el Cardenal Robles deberá tomar decisiones: la primera sobre el sitio donde va a vivir. Vivir en Colinas de San Javier, como dijo hace unos días Sandoval, no parece un mensaje alineado a la pobreza evangélica. Otra decisión es la de escuchar a los sacerdotes sin gritarles, descalificarlos e insultarlos. Una más habrá de referirse a las relaciones con los políticos que le buscarán, acostumbrados durante casi 18 años a pedir los consejos de Don Juan -como ellos le dicen-, para ser aprobados y lograr un puesto.
Habrá muchas decisiones, entre ellas, la cuestión de la división de la diócesis para atender a todos. ¿Será capaz el Cardenal Robles de tomar las decisiones?
Al parecer así lo vió el Vaticano. Habrá que esperar un poco a ver si es capaz de distanciarse del estilo del antecesor.
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