martes, 28 de marzo de 2017

Los franciscanos de Jalisco entre la espada y la pared

Los franciscanos de Jalisco se encuentran entre la espada y la pared. Por un lado, las autoridades gubernamentales no han mostrado interés en responder a las insistentes preguntas sobre los efectos que la construcción de la Línea Tres del Tren Ligero en Guadalajara está generando en el Templo de San Francisco de Asís.

El templo inició su construcción en 1531 como una capilla de adobe en Tetlán, después en el Barrio de Analco y posteriormente hacia 1568 se inició la construcción del actual edificio en lo que hoy es el centro de Guadalajara. La construcción en 1580 contaba ya con tres naves. Debido a diferentes circunstancias el templo y el convento han sufrido a lo largo de sus siglos de existencia distintos conflictos. Entre ellos destaca la destrucción de su huerta, dos capillas -la de San Antonio y la de San Roque-, la destrucción del convento, y un incendio. Hoy se encuentra agrietado y con posibilidades de colapsar.

Los franciscanos, constructores del templo y sus guardianes hasta el presente han estado insistiendo en su conservación. El templo como tal, no es propiedad de la Arquidiócesis, sino del Gobierno Federal desde el periodo de nacionalización de los bienes eclesiásticos, y por lo tanto su resguardo final corresponde al Instituto Nacional de Antropología e Historia, por eso los franciscanos que tienen el cuidado del sitio esperan de las autoridades federales una respuesta a la crisis que vive el templo.

Una cuestión que hay que aclarar es que en la relación con el arzobispado tapatío, los franciscanos deben seguir únicamente los lineamientos pastorales del Arzobispo, pero no están bajo su obediencia absoluta por tratarse de una Orden Religiosa de derecho pontificio.

Por otra parte, el Cardenal Robles, ha asumido una postura de distancia con el clero local, incluido el clero religioso y en este caso con los franciscanos. De esta forma, ha decidido descalificar los argumentos de los frailes y apoyar a los responsables de la construcción del templo. Así lo ha señalado al pedir que no se maximice la existencia de grietas, como lo ha hecho notar tanto el grupo de expertos que ha formado el Provincial, y académicos que conocen el tema. El cardenal por su parte ha mostrado su apoyo a las autoridades al señalar que confía en ellas para realizar la obra pues "son las únicas que tienen competencia para prevenir y evitar daños mayores" (El Informador, edición del 26 de marzo 2017). 

Ante esta circunstancia los franciscanos están entre la espada y a pared: por un lado las autoridades no dan respuesta a su petición de información y resguardo de este bien nacional; y por el otro, un cardenal responsable de la pastoral y de la arquidiócesis que prefiere minimizar los datos técnicos. Una visita al lugar muestra a simple vista que están más protegidos los arcos de la Plaza que datan de mediados del siglo XX que el mismo templo. 

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