jueves, 28 de noviembre de 2019

Preguntas para una nueva ética.

El principio de responsabilidad
He leído el libro de Hans Jonas, El principio de responsabilidad: Ensayo de una ética para la civilización tecnológica, y más allá de las contraposiciones y afinidades que un libro como éste puede poner de manifiesto, el asunto es que a cuarenta años de su publicación (1979), el texto sigue generando discusiones. En esta publicación quiero situarme más allá de las discusiones sobre si sus interpretaciones de la historia y de algunas teorías o autores filosóficos son correctas y completas. Parto de la idea de que cuando se redacta siempre se es selectivo e ignorante, en sana tensión con la suposición de que algo se tiene qué decir. 

El libro de Jonas puede leerse desde la lógica de la filosofía actual -analítica, hermenéutica, fenomenología, post-estructuralismo, etc-, pero el texto se sale de los marcos epistemológicos de estas tendencias para partir de dos hechos: el hombre es el único -que hasta el momento- se plantea el problema de la responsabilidad, y el planeta se está acabando debido a la acción humana mediante la ciencia y la tecnología modernas. La reflexión de Jonas es una crítica a ambas y muestra la necesidad de actuar con cautela en un marco de responsabilidad.

La obra de Jonas es importante porque ofrece un nuevo tipo de cuestionamientos sobre el desarrollo de la tecnociencia y el papel del ser humano en el mundo. Así, sugiere la necesidad de pensar nuevamente la ética más allá de los marcos tradicionales como la búsqueda de la felicidad, el cumplimiento del deber, el desarrollo de una vida virtuosa, entre otros. 

Su propuesta de nuevo imperativo “Actúa de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica", que también se expresa como "No pongas en peligro la continuidad indefinida de la humanidad en la Tierra", permite plantear una serie de preguntas que llevan a considerar que la ética sigue construyéndose: Así, por ejemplo, frente a cuestiones consideradas suficientemente discutidas, propone discutir los siguientes tópicos: ¿cuál es el bien humano? ¿es posible definir límites al actuar del ser humano? En tal caso ¿cuáles serían estos y bajo qué consideraciones? ¿la noción de bien común involucra a toda la naturaleza más allá de las sociedades humanas? ¿qué tipo de economía es pertinente en una sociedad que busque superar la cultura del descarte?  

“Con respecto a la prolongación de la vida humana se pregunta: ¿Hasta qué punto esto es deseable? Sobre el control de la conducta humana: ¿Debemos inducir sentimientos de felicidad o placer en la vida de las personas a través de estímulos químicos? En relación a la manipulación genética, donde el hombre toma en sus manos su propia evolución: ¿Estaremos capacitados para el papel de creadores? ¿Quiénes serán los escultores de la nueva imagen del hombre? ¿Según qué criterios y en base a qué modelos? ¿El hombre tendrá el derecho de cambiar el patrimonio genético del propio hombre?”(1) 

En el fondo, se trata de replantear los asuntos que nos son vitales, porque son aquellos sobre los que descubrimos que tenemos poder. Para ello se sitúa más allá de lo que considera éticas tradicionales, de los ofrecimientos de las tradiciones religiosas -aunque se reconozca en una de ellas, más por cultura que por confesión-, y de las respuestas esperanzadoras de la filosofía de Bloch y Popper. El principio esperanza de Bloch es cuestionado por Jonas, porque, aunque parte del reconocimiento de la carencia, se decanta por la utopía y la ensoñación de que la materia tiene en sí posibilidades creativas que le llevarán a pervivir. En tanto que la aspiración de Popper de que la ciencia se autocorrige en sus errores a partir de ensayar soluciones para los problemas. Si bien Jonas no descarta las tentativas de solución que plantea Popper, sostiene que existe un ámbito al que las ciencias sociales y las ciencias de la naturaleza no pueden acceder. Dicho ámbito es el de la ética. 

La configuración de esta nueva ética es una ética del cuidado que pone su acento en dos cuestiones: la responsabilidad a largo plazo y la prudencia a corto plazo. El principio de responsabilidad de Jonas, tiene su base en la compatibilidad del ser humano con la tierra. Ahí radica lo que él llama una “vida humana auténtica”. En este cruce de caminos, convergen tres valores: la comprensión del ser humano como sujeto de responsabilidad, la conciencia de las consecuencias y el ejercicio de la libertad. 

Como puede observarse, se trata de una ética práctica que se enfrenta a la cultura del descarte y de la destrucción. Para una reflexión ética preocupada por la fundamentación o lo procedimental, estas consideraciones centradas en el cuidado son invisibles, y cuando aparecen se pueden interpretar como retórica… sin embargo, en ellas nos va la vida. Las preguntas que surgen a propósito de la lectura de Jonas y las que él propone, podrían ser -a mi juicio- preguntas para configurar una nueva ética. 



(1) De Siqueira, José Eduardo. El principio de responsabilidad de Hans Jonas (en) Acta bioethica versión On-line ISSN 1726-569X  Acta bioeth. v.7 n.2 Santiago  2001 http://dx.doi.org/10.4067/S1726-569X2001000200009  

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Evangélicos que se definen por oposición a la iglesia católica

Las iglesias evangélicas son parte de un movimiento de reforma y de ajustes a la forma en que se vivía el cristianismo en la iglesia católica. Centrados en una práctica que tuvo como eje la libre interpretación de la Escritura, sucedió que cada creyente ha ido guiándose por aquello que le resulta relevante, teniendo a la figura de Cristo como el centro de la fe. En el caso de los evangélicos pentecostales y neopentecostales -y dejando de lado a los protestantes históricos-, es frecuente encontrar una práctica discursiva: la crítica a la iglesia católica. 

Este anticatolicismo de algunas iglesias evangélicas permite señalar que más allá de construir una identidad propia, se encuentran en un estado de infantilismo que no les permite marcar distancia. Podrán crecer en número de creyentes, en bautizos y en construcción de templos; pero así tengan muchos años seguirán en su etapa infantil. 

¿Qué ganan las iglesias evangélicas con el discurso anticatólico? En principio encuentran una veta de ideas para su predicación de contraste, además se convierten en catalizadores de los sentimientos de contradicción de los conversos que decidieron alejarse del catolicismo. En tercer lugar, les permite establecer una diferenciación para presentarse a sí mismas como la iglesia de Cristo. 

Esta semana -el 9 de septiembre de 2019- el Pastor Arturo Farela, líder de Confraternice escribía al publicar un video  a propósito de la llamada Cuarta Transformación, "Percibo que los miembros de la jerarquía Católica, están enojados o ¿es envidia?, en sexenios pasados ellos tuvieron muchos privilegios y los líderes cristianos evangélicos fuimos prudentes y nunca les criticamos y mucho menos les envidiamos, porque la iglesia de Jesucristo, siempre ha dependido y disfrutado de su gracia y misericordia, por eso toda la gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo". Como puede observarse en el planteamiento de Farela se puede observar la oposición ellos-nosotros. Al entrar en conversación con él señalé que su planteamiento era ingenuo, con lo que pretendía señalar que no entendía la complejidad de la situación. Farela no dialogó con el argumento, se defendió y me descalificó en dos ocasiones señalando mi ignorancia de asuntos religiosos sin dar ningún argumento. Qué bueno porque nunca he pretendido saber, sino que busco saber. La postura de Farela es la de quien tiene un saber infuso que le permite descalificar sin conocer.

Finalmente Farela en la discusión retoma el esquema ellos-nosotros para comentar a propósito de la jerarquía católica "Si me han criticado severamente se trata de la jerarquía católica que sienten que han perdió privilegios que (en) el pasado sobradamente tenían, al parecer no entienden los nuevos tiempos que Dios ha traído para México. Mi único enemigo se llama satanás y sus demonios". Si bien es posible esto, no ofrece datos para demostrar los ataques de los obispos por lo que quedan como supuestos, hasta en tanto no demuestre su dicho. 

Como puede observarse finalmente, en el discurso del líder de Confraternice desde sus inicios, da un giro a su discurso para llegar al abstracto representado por Satanás y sus demonios. Moverse en el terreno de lo intangible -Satanás y sus demonios- es la salida que permite ubicar en el mismo lugar a los que no pertenecen al grupo. Sin embargo, hay que señalar que el líder de Confraternice desde sus inicios en 1992 indica que "Confraternice representa 7 mil iglesias locales. Yo no represento a ninguna denominación histórica, y ni siquiera la totalidad de pentecosteses o neopentecosteses".


miércoles, 16 de enero de 2019

Datos duros y datos pastorales

Los próximos días -del 23 al 26 de enero- se realizará la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Se trata de un evento que medido en términos humanos está entrando en su cuarta década. Ha alcanzado la mayoría de edad y se perfila como un adulto, todavía joven, que empieza a tomar medicamentos para controlar algunos desajustes. 

Las JMJ se han convertido en el escenario de encuentro masivo internacional de la Iglesia católica con los jóvenes. La asistencia ha sido variada, desde los 300 000 en el incio, hasta 5 millones en 1995 en el encuentro de Filipinas. En el papado de Francisco la asistencia 3 700 000 en 2013 en Río de Janeiro, y 3 500 000 en Cracovia en 2016. Este año se prevé una disminución en la asistencia.

Para muchos analistas, entre ellos Elio Masferrer, la iglesia está perdiendo credibilidad ante los jóvenes debido a la crisis institucional que vive. Sin dejar de reconocer el valor de los datos duros que ofrece, el riesgo de un análisis de corte sólo antropológico o sociológico, implica un límite en la interpretación. Los datos duros son un insumo para pensar y eventualmente tomar decisiones, pero no son los únicos. Esta ha sido mi crítica a los estudios religiosos que no se abren a otros marcos interpretativos.

Cuando se analizan los datos duros a la luz de la fe y de la reflexión que brota de la misma, estos se convierten en datos pastorales que se han de interpretar a la luz de la reflexión teológico-pastoral. Atenerse sólo a los datos duros implica declarar la muerte de la iglesia, una cuestión que ya tiene dos mil años fallando. No se trata de defender en este texto a la iglesia, sino de plantear que existen otras formas de interpretar los datos. Cuando se reconocen los datos duros la teología pastoral se hace cargo de pensar a iglesia en situación de pecado, y en una parte de sus clérigos en situación de delito. ¿Qué hacer ante la situación de delito? es una cuestión mucho menos compleja de atender porque se somete a los delincuentes (pederastas, corruptos, etc) a las leyes civiles. Poco a poco se van conociendo casos -particularmente aquellos asociados a la pederastia- donde el sacerdote es juzgado por tribunales civiles. Nada más adecuado. 

Lo más complejo es que la iglesia se reconozca en situación de pecado, muchas veces generada por  la sacralización de normas, mandamientos, teologías, prácticas pastorales, que tuvieron su valor en un tiempo pero que deben movilizarse. La sacralización de un modelo de iglesia derivó en el ejercicio del poder de manera asimétrica, lo cual se convierte en piedra de choque de la institución. 

Aquí está una oportunidad de la iglesia, no sólo reconocer las conductas delictivas y actuar en consecuencia; sino enfrentar la situación de pecado estructural dentro de la misma. Así, si asisten más o menos jóvenes a las JMJ u otro tipo de reuniones no es lo más importante, aunque sea deseable para la institución. Lo central son los cambios, ajustes y decisiones que se tomen, junto con ellos, para repensar la iglesia. Ante los datos duros combinados con la reflexión teológico-pastoral, cabe preguntarse si tal vez está llegando el tiempo de que la iglesia disminuya para recuperar el mensaje original. Esto en vez de leerse como una debacle, podría ser interpretado como un signo positivo, así que si hay menos católicos pero con mayor compromiso, bienvenido este escenario. 

La muerte no es el final del camino. Símbolos y ritos ceremoniales en el catolicismo

Conferencia presentada en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara : "La mue...