La nota eclesial a dos semanas de las elecciones la da el cardenal Aguiar, al plantear en la homilía del 17 de junio lo siguiente:
Aguiar Retes |
Si queremos caminar no solamente en lo individual, sino como pueblo, para que nuestro querido México sea una auténtica expresión de la presencia de Dios en medio de nosotros y podamos tener garantizados estos valores para crecer y desarrollarnos, hoy tenemos la responsabilidad enorme de elegir a nuestros gobernantes, a quienes van a guiarnos en los próximos años. Por tanto, fíjense bien qué candidato ayuda más a garantizar estos valores: vida, familia, educación y libertad religiosa. Ir a poner ese granito de mostaza del Reino de Dios, hoy se expresa yendo a votar. Es una responsabilidad social del católico; no podemos abstenernos, tenemos que ir a la urna y elegir con plena libertad, en secreto, viendo la propuesta que busque no sólo el beneficio personal, sino el de toda la sociedad.
Sobre el particular, en una sociedad laica y democrática, lo menos que puede hacerse es reconocer el derecho de Aguiar Retes de señalar lo anterior. Sin embargo el mensaje tiene distintos puntos débiles, al menos cuatro. El primero de ellos es la suposición de que existe una y única escala de valores, lo cual implica el desconocimiento de la dinámica moral de las sociedades pluralistas. El segundo error de Aguiar Retes es suponer que todos los ciudadanos mexicanos católicos deben adherirse a esta escala valoral, lo cual implica la negación de otros valores o el desconocimiento de argumentaciones distintas. El tercer error del cardenal es pensar que al menos uno de los candidatos plantea una propuesta afin a la de este esquema de valores. Y el cuarto y más grave problema, es la alineación que establece entre un candidato afin a los cuatro valores que Aguiar promueve y el Reino de Dios.
Una revisión del modo de actuar del hoy cardenal lo muestra cercano al grupo de poder priísta, y relacionado con las élites de poder político y económico. Así que en una revisión mínima como la de este texto, uno no puede dejar de preguntarse si los valores -vida, familia, educación y libertad religiosa- que en el decir del cardenal Aguiar son parte del Reino de Dios, están garantizados por la elección de un candidato en particular; y si éste candidato se llama José Antonio.