El último obispo religioso de Guadalajara murió en 1792. Se trata de Fr. Antonio Alcalde. Desde hace 226 años, Guadalajara no tenía un obispo procedente del clero religioso. El 13 de julio de 1548 se crea la diócesis y es nombrado obispo Dn. Pedro Gómez Malaver. En los primeros siglos se puede localizar a doce obispos religiosos (entre 1552-1792) como titulares de esta circunscripción eclesiástica. Los nombres son los siguientes:
- Antonio de Ciudad Rodrigo, O.F.M. (1552 - 13 de septiembre de 1553)
- Pedro de Ayala, O.F.M. (18 de diciembre de 1561 - 19 de septiembre de 1569)
- Domingo de Alzola, O.P. (1 de octubre de 1582 - 15 de febrero de 1590)
- Pedro Suárez de Escobar, O.S.A. (1591 - 1591)
- Juan de Valle y Arredondo, O.S.B. (19 de marzo de 1607 - 1617)
- Francisco de Rivera y Pareja, Congregación del Oratorio (29 de enero de 1618-17 de septiembre de 1629) nombrado obispo de Michoacán
- Leonel de Cervantes y Caravajal, Cartujo (17 de diciembre de 1629 - 18 de febrero de 1636) nombrado, obispo de Antequera)
- Felipe Galindo Chávez y Pineda, O.P. (30 May 1695- 7 Mar 1702)
- Manuel de Mimbela y Morlans, O.F.M. (26 de febrero de 1714 - 4 de mayo de 1721)
- Juan Bautista Álvarez de Toledo, O.F.M. (30 de agosto de 1723 - 1 de julio de 1725)
- José Francisco Martínez de Tejada y Díez de Velasco, O.F.M. (20 de diciembre de 1751 - 20 de diciembre de 1760)
- Antonio Alcalde y Barriga, O.P. (27 de enero de 1772 - 7 de agosto de 1792)
Así, hasta el 1 de febrero la arquidiócesis había tenido a 12 religiosos dirigiendo sus destinos, de los cuales cinco fueron franciscanos, tres de los predicadores o dominicos, y uno de las siguientes congregaciones: agustino, benedictino, oratoriano, cartujo. A partir del 2 de febrero ha sido nombrado obispo Fr. Juan Manuel Muñoz Curiel, franciscano de la Provincia de San Francisco y Santiago de Jalisco. Se trata del primer religioso nombrado obispo después de 226 años. Se trata de un obispo auxiliar que tendrá a su cargo algunas partes de la pastoral arquidiocesana, en estrecho contacto con los religiosos a los cuales conoce muy bien por su trabajo en la Vicaría de la Vida Consagrada donde fue Secretario Ejecutivo. Esto confirma la hipótesis que he desarrollado en otros lugares, sobre el hecho de que la reforma eclesial del Papa Francisco pasa por los obispos. Y los religiosos son la carta más firme que tiene para implementar los cambios.
He tenido la oportunidad de conocer a Juan Manuel desde 1982 en que ingresamos al postulantado. Por supuesto que hay un aprecio a su persona y labor pastoral, a su compromiso por las misiones y su sensibilidad con los creyentes de a pie. Me parece que esta será una característica de su episcopado. Lo complejo será el desempeño en una arquidiócesis que parece buscar nuevos caminos, y que vive entre la tradición y la modernidad, y que responde desde alguno de estos lugares según sea el tema de que se trate. La tarea no parece sencilla pero seguramente aportará a la visión eclesial el espíritu de Francisco de Asís, la fraternidad y la minoridad como ejes de la vivencia evangélica.
El nombramiento de los otros dos obispos deja igualmente y en principio expectativas positivas. Se trata de pastores, no de hombres de escritorio. Uno de ellos -Héctor López Alvarado- con cercanía al mundo del trabajo y la pastoral social; el otro a la pastoral urbana -Engelberto Polino Sánchez-. En todos los casos se trata de sacerdotes con experiencia pastoral en zonas urbanas, semiurbanas, marginadas, con el mundo profesional –uno de ellos es ingeniero agrónomo y el otro contador privado-, con la docencia. Es decir, el perfil esta vez, sí corresponde a lo que Francisco gusta de nombrar como “con olor a oveja”. El reto: que los aromas propios del cargo no los alejen de su cercanía con los marginados.
http://catholic-hierarchy.org/bishop/bmuncur.html
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