A partir de su elección y de los elementos simbólicos de que se despojó, muchos han atribuido al Papa Francisco una militancia de izquierda, e incluso hay quien le ha querido identificar con el paradigma de la teología de la liberación. Los progresistas piensan que Francisco es demasiado conservador; mientras que los conservadores creen que el Papa es demasiado condescendiente, sin marcar distancias y límites. Parecería que ambos sectores esperan anatemas para quien esté en contra de su postura. Pero esto no ha sucedido.
Una clave para entender a Francisco, fue pronunciada por éste en su viaje a Brasil, cuando señaló que él era hijo de la Iglesia. Con esto, caen las banderas de progresistas y conservadores.
Simplemente, Francisco identifica que es un cristiano que confiesa su fe en Jesús de manera pública. Desde el Evangelio, vienen sus distancias con el modelo neoliberal, con quienes desean desposeer a otros para enriquecerse a sí mismos. Sólo desde el Evangelio considerado criterio de actuación, se pueden comprender la defensa de los migrantes, la invitación a los jóvenes a desestabilizar a los que viven en la seguridad de sus propias creencias, la ubicación en las fronteras de la exclusión...
Francisco es un Papa que busca vivir pastoralmente el Evangelio, sin demasiadas complicaciones. Las dificultades vienen cuando se intenta ser fiel a la fe, pues aparecen los que buscan mantener las estructuras, considerando que la pureza de la fe se defiende siendo "más papistas que el Papa".
El próximo 26 de agosto, a propósito de la Encíclica Laudato si, varios académicos dialogaremos sobre el tema. Ahí podremos ubicar no sólo el contenido de la Encíclica, sino el sentido y el trasfondo que la hace un documento peligroso para quienes desean moverse en el status quo. Están invitados. Otros eventos están programados para el 20 de agosto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario