Presentación del libro 11 de noviembre 2009
La lectura del libro Y la religión ¿para qué? puede generar muchas reacciones. Entre ellas la desesperanza que brota de constatar que la pregunta que da título al libro no se contesta; pero más aun, porque el enfoque central no es el del diálogo interreligioso. Ciertamente hay que reconocer al texto el valor de intentar sistematizar en unas cuantas páginas -cada vez menos entre más alejadas están las religiones estudiadas del cristianismo- creencias religiosas tan complejas. Sin embargo, el conflicto del texto es triple: dejar de lado una valoración positiva de las religiones excepto del cristianismo, presentar al cristianismo como la mejor religión y sostener que el cristianismo tiene entre sus méritos la creación de un sistema económico como el capitalismo que sobre la base de la confianza del individuo en sí mismo puede crear una sociedad distinta.
Este tipo de planteamientos resulta cada vez menos frecuentes pero siguen circulando, sobre todo cuando en algunos casos, en la reflexión teólogica contemporánea se habla de pluralismo religioso y la teología latinoamericana ha permitido constatar que el proyecto de Dios es la justicia para todos y no para unos pocos. Por otra parte, sostener que el cristianismo es mejor religión frente a otras, sólo puede plantearse desde la experiencia religiosa de los creyentes comprometidos con su religión, lo que hace de la afirmación un planteamiento de carácter subjetivo. Esta subjetividad no desplaza ni descalifica del todo la postura del autor del libro, sin embargo, la acota a su experiencia. Sostener que una religión es mejor que otra nos lleva a una postura fundamentalista, y al decirlo del cristianismo, se ubica en un enfoque exclusivista, de la teología anterior al Concilio Vaticano II.
Finalmente hay que reconocer que toda propuesta religiosa tiene un enfoque moral y político donde la economía no está ausente. Pero no parece que en los orígenes el cristianismo propusiera el modelo económico del capitalismo. Esto sería anacronismo. Pero el asunto se vuelve más complicado cuando se confronta el planteamiento del capitalismo con el proyecto de Jesús, ahí sale perdiendo el capitalismo, pues parece que la postura de Jesús es otra.
Este tipo de planteamientos resulta cada vez menos frecuentes pero siguen circulando, sobre todo cuando en algunos casos, en la reflexión teólogica contemporánea se habla de pluralismo religioso y la teología latinoamericana ha permitido constatar que el proyecto de Dios es la justicia para todos y no para unos pocos. Por otra parte, sostener que el cristianismo es mejor religión frente a otras, sólo puede plantearse desde la experiencia religiosa de los creyentes comprometidos con su religión, lo que hace de la afirmación un planteamiento de carácter subjetivo. Esta subjetividad no desplaza ni descalifica del todo la postura del autor del libro, sin embargo, la acota a su experiencia. Sostener que una religión es mejor que otra nos lleva a una postura fundamentalista, y al decirlo del cristianismo, se ubica en un enfoque exclusivista, de la teología anterior al Concilio Vaticano II.
Finalmente hay que reconocer que toda propuesta religiosa tiene un enfoque moral y político donde la economía no está ausente. Pero no parece que en los orígenes el cristianismo propusiera el modelo económico del capitalismo. Esto sería anacronismo. Pero el asunto se vuelve más complicado cuando se confronta el planteamiento del capitalismo con el proyecto de Jesús, ahí sale perdiendo el capitalismo, pues parece que la postura de Jesús es otra.
1 comentario:
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