En los días 18 al 20 de abril se celebró en Oaxaca el XXI Encuentro de la Red de Investigadores del Fenómeno Religioso en México (RIFREM).
Participo en la RIFREM desde 2007 donde he presentado avances o conclusiones de distintos trabajos. En 2012 propuse y coordiné la mesa Religión y moralización de la vida cotidiana donde se trabajó de manera incipiente en torno al tema de la relación entre ética, religión y educación. Más allá de algunas publicaciones, se visibilizó apenas de manera incipiente esta relación. Me parece que poco a poco fue gestándose la conciencia de que esta relación apenas visibilizada necesitaba trabajarse. Y en 2018, seis años después en este Encuentro se propuso una mesa con el nombre Escuela pública y diversidad religiosa.
Lo más destacado -a mi juicio- es la coincidencia entre los investigadores que formamos parte de esta mesa, respecto a la necesidad de visibilizar la relación entre religión y educación, con la finalidad de repensar la vivencia de la laicidad, que trascienda el enfoque meramente jurídico, que si bien es necesario no agota las posibilidades de pensar cómo vivir la laicidad. En esta preocupación convergen las visiones sociológicas, jurídicas, filosóficas y educativas. Ojalá el próximo año podamos presentar -en Chihuahua- avances que muestren el aporte de los investigadores a la construcción de una ética de mínimos que permitan la convivencia justa.